Religión Como Centro Moral

¿Es necesaria la religión como buen centro moral?

Hoy abrimos el cajón del buró de hoteles y enfrentamos la necesidad de tener un Centro Moral, ese conjunto básico de comportamientos y ética que gobierna la forma en la que nos comportamos y vivimos nuestras vidas.

Les puede sorprender esto pero no tengo creencias religiosas. No creo que los dioses sobrenaturales existen. Y no tiene nada de malo. Veo al dios cristiano de la misma manera que el típico cristiano ve a Shiva, Atena o Thetans. Tampoco tiene nada de malo dudar en la divinidad real de esos personajes. Aun así, una generalización comúnmente cometida por la gente de creencias religiosas es que a los no creyentes les falta un centro moral. Más de una vez, durante largas charlas nocturnas con amigos creyentes, me han dicho que la Fe es un componente necesario para adquirir un centro moral sólido. La implicación es que las creencias religiosas juegan un rol importante en el desarrollo de un sistema de ética y comportamiento normal y sano. Sin Fe religiosa, es menos probable que uno se convierta en una persona “moral”. Por ende, una de las muchas razones por las cuales la gente de fe quiere quieren alcanzar a los no creyentes es para ayudarlos a encontrar un Centro Moral, para que no tengamos un montón de paganos ateos corriendo desnudos sembrando caos y tumulto.

Mi respuesta a los creyentes - luego de agradecerles por asumir q soy una persona inmoral – es comparar nuestros centros morales y ver dónde están las diferencias. Si me conocieran personalmente, probablemente me vieran como una persona respetable, como ustedes mismos, quien no se mete en líos, se lava los dientes a la mañana, lleva los chicos a la escuela, y trata de no hablar muy fuerte en la biblioteca. Como ustedes, en general soy una persona honesta. No juego sucio cuando se trata de negocios. No robo ni cometo crímenes más graves que exceso de velocidad en la autopista. Miento todo el tiempo, pero solamente cuando la mentira es útil: ”Sí, te quedan bien esos pantalones babucha”. Como ustedes, juego limpio en deportes incluso ante oponentes injustos. Trato de ser un buen perdedor y ocasionalmente un buen ganador. Como ustedes, mi familia es lo más importante en mi vida. Cuidar el amor, confianza y felicidad en mi familia sobrepasa todas las otras prioridades. Como ustedes, tengo un buen entendimiento del bien y del mal. En general comportamientos que dañan a otros son malos, y la mayoría los evita cuanto más posible. Como ustedes, si veo que a un completo extraño se le calló la billetera – incluso si es de otra raza y habla otro idioma – entro en acción como Batman para devolverlo. Jamás se nos ocurriría, ni a ustedes ni a mí, quedárnosla o esperar recompensa por devolverla. Si veo una mujer mayor, no corro, le doy un puñete en la cara y le robo la cartera, y tampoco lo hace un creyente. Pero noten que ninguna persona de creencia religiosa dice “Me encantaría golpear a esa mujer, pero no puedo porque Dios me dijo que no”. Nadie va a hacer algo así, porque obviamente está mal. Muy rara vez o nunca una persona básicamente buena – y es la mayoría – necesita mandamientos religiosos para prevenir alguna maldad.

En resumen, mi centro moral es fundamentalmente igual al de ustedes. Viene de la bondad básica de la naturaleza humana, y mi propio sentido del bien y del mal el cual es universalmente compartido por todos. No es producto de haber leído un conjunto especial de mandamientos religiosos, o del temor a ser castigado por un dios. Ya que formé este sistema de ética fuera de un contexto religioso, ¿cómo puede ser que mi centro moral es tan similar al del típico cristiano o budista?. Sostengo que el centro moral básico de todos viene de la naturaleza humana, interacción social y el sentido de lo bueno y lo malo. Ya que todos tenemos estas cosas la necesidad de acreditar a la religión como fuente adicional es redundante, por ende, totalmente innecesario. Un argumento común de los creyentes es que Dios nos dio esas cosas: sentido común y la habilidad de reconocer el bien y el mal. Si esto es cierto, entonces todos (incluidos los ateos) hemos sido premiados con todos los fundamentos necesarios para desarollar un Centro Moral, y volvemos a lo mismo. La crianza religiosa sigue siendo superfluo. La religión es una parte importante y favorecida de la vida de la mayoría de las personas. La práctica de la misma les trae satisfacción de muchas formas distintas. Pero la religión es absolutamente innecesaria para convertirse en una buena persona o para tener un centro moral sólido. Filántropos, educadores, doctores, trabajadores de emergencia, ganadores de permios Nobel tienen todos el mismo desglose general de afiliaciones religiosas, como el resto de la población, porque son el resto de la población.